Como conductor de vehículo y aficionado al ciclismo de carretera, estoy
comprometido con la defensa de los derechos de los ciclistas a hacer uso de las
vías de circulación y a la denuncia de los conductores que no respetan las
normas de adelantamiento a los ciclistas. Sin embargo, también es importante
reconocer que hay muchos ciclistas que hacen un uso indebido de la vía
realizando maniobras temerarias, cometiendo numerosas infracciones y poniendo
en peligro su vida y la de los demás.
La reflexión que invito a hacer es la siguiente: cuando un conductor de
coche o camión comete una infracción, se le señala como único infractor, pero
cuando un ciclista comete una infracción, a menudo se señala o acusa a todo el
colectivo de ciclistas, creando una fórmula de pensamiento que se va
generalizando y arraigando en la sociedad generando un clima de crispación
entre conductor y ciclista, alcanzando el extremo de adelantar a un ciclista,
acelerando, sin respetar la distancia reglamentaria y para colmo dando un
bocinazo a la vez de gestos y gritos. Un espectáculo fruto de las circunstancias
personales y temporales de ese conductor alimentado por esta corriente de
pensamiento.
Esto es injusto y debemos cambiar nuestra forma de pensar.
Debemos recordar que cada ciclista es un individuo con sus propias
decisiones y comportamientos. Al igual que los conductores de coches y
camiones, algunos ciclistas pueden cometer errores y cometer infracciones. Pero
esto no significa que todos los ciclistas sean peligrosos o imprudentes.
Es importante tener en cuenta que el número de usuarios de bicicletas,
especialmente urbanas, está aumentando en España. Esto es una buena noticia, ya
que las bicicletas son una forma sostenible y saludable de transporte. Pero con
este aumento de ciclistas en las carreteras, también es crucial que se respeten
las normas de circulación y que todos los usuarios de la carretera actúen de
manera responsable.
Es fundamental recordar que los ciclistas son vulnerables en la carretera y
que, en caso de accidente, las consecuencias pueden ser graves. Por lo tanto,
es vital que los conductores respeten las normas de adelantamiento a los
ciclistas y den el espacio adecuado para que puedan circular de forma segura.
Los ciclistas también deben respetar las normas de circulación y hacer todo lo
posible para garantizar su propia seguridad.
Nunca debemos olvidar que cuando vamos al volante de nuestro coche, que ese
ciclista que va delante puede ser nuestro padre, hijo o hermano, o, peor aún,
el padre de un amigo, que acabar siendo el responsable de un accidente a un
ciclista padre de un amigo, puede resultar un desenlace muy amargo con
resultados muy negativos para toda la vida.
En resumen, es necesario fomentar un mayor respeto y comprensión entre todos
los usuarios de la carretera. Debemos trabajar juntos para garantizar la
seguridad de todos y denunciar las infracciones de manera individual y no
generalizando sobre todo un colectivo. La reflexión es clave para cambiar
nuestra forma de pensar y actuar en la carretera, y así garantizar una
convivencia segura y respetuosa.
2 comentarios
Paco
Todo está muy bien pero el caso es que todos los días me cruzo, justamente, con ese que no cumple las normas. Que mala suerte tengo
Jackson
Buena reflexión, pero que se lo apliquen los de las dos ruedas flacas, a veces me sacan de quicio