Postureo o placer: ¿Por qué en el sur de Europa seguimos comprando bicis para aparentar?
En el mundo del ciclismo, elegir bicicleta debería ser una cuestión de lógica y placer. Pero en el sur de Europa, la lógica suele perder ante el ego y el miedo al qué dirán. Specialized, una de las marcas más reconocidas, ofrece tres modelos icónicos que representan tres formas de entender el ciclismo… y tres maneras de demostrar (o disimular) nuestra madurez como compradores.
Roubaix: La elección inteligente que nadie se atreve a hacer
La Roubaix es la bici más vendida de Specialized en todo el mundo. ¿Por qué? Porque está pensada para quienes quieren disfrutar de verdad: geometría cómoda, absorción de vibraciones, estabilidad y capacidad para largas distancias. Es la bicicleta de los que valoran la experiencia sobre el sillín y no la mirada de los demás. Pero claro, en España, Italia y Portugal, ¿quién se atreve a llegar al grupo con una bici “de abuelos”? Mejor sufrir en silencio, pero lucir “racing”.
Aethos: El placer puro de pedalear, sin necesidad de impresionar
La Aethos es la joya minimalista de Specialized: ligera, elegante y creada para quienes aman el ciclismo por el ciclismo. Sin obsesión por la aerodinámica ni por ganar carreras, su diseño prioriza la calidad de marcha y la sencillez. Es la bici de los que no necesitan demostrar nada, de los que entienden que el verdadero lujo es disfrutar cada pedalada. Pero aquí, ¿quién quiere ser el raro que escoge la bici que no sale en las fotos de los pros?
Tarmac: El símbolo del postureo y la dictadura de la apariencia
La Tarmac es la bici que arrasa en ventas en el sur de Europa. Aerodinámica, agresiva, pensada para competición y para quienes sueñan con ser vistos como profesionales. Es incómoda para muchos, pero da igual: lo importante es que todos vean que tienes “la bici de los campeones”. Aquí no importa si te duele la espalda o si no aprovechas ni el 10% de su potencial; lo que cuenta es el estatus, la foto en Instagram y el reconocimiento del grupo.
Mientras en el norte de Europa la gente compra lo que realmente le conviene, aquí seguimos atrapados en una mentalidad infantil y superficial. Preferimos sufrir sobre una bici incómoda antes que arriesgarnos a parecer “menos ciclistas” ante los demás. El sentido común ha sido secuestrado por el ego y el estigma social.
¿Hasta cuándo vamos a dejar que el postureo domine nuestras decisiones? ¿Cuándo nos atreveremos a elegir la bici que realmente nos hace felices, aunque no sea la más popular del pelotón?
¿Y tú, compras tu bici para disfrutarla o para que te miren? ¿Te atreves a romper el ciclo y elegir con criterio, aunque no sea la opción más “popular”? Déjame tu opinión en los comentarios y abramos el debate.